lunes, 22 de diciembre de 2008

La tregua de Navidad

Exísten momentos decisivos de la historia, donde por instantes, todo rastro de humanidad parece desaparecer. Le damos la espalda a nuestros amigos, a nuestra patria, a nuestro propio ser.

Pero, exísten momentos de luz; momentos mágicos donde sacamos lo mejor de nosotros y demostramos que no todo está perdido.

La Navidad, es un momento de reflexión sobre la llegada de nuestro Salvador, Jesucristo, hijo del Padre. Es también, un momento para sacar lo mejor de nosotros y dar, sin esperar recibir.

Diciembre 24, 1914, sin novedad en el frente Occidental.

La 1ra Guerra Mundial, "La Gran Guerra", había convertido a Europa en una gran carnicería.

Tuneles a medio cavar, hombres congelandose en sus trincheras, cuerpos colgando de las alambradas..."oh Señor, por qué nos haz abandonado?!?!?!".

En estos momentos de tribulación, en momentos donde termina la cordura y la insanidad comienza, sucede lo inimaginable...un milagro de Navidad.

Las armas son silenciadas y en la oscuridad de la noche empiezan a escucharse voces, cantos, alegría.

Los alemanes toman la iniciativa decorando arboles, envíando felicitaciones a los contendientes...entonces, alguien osado, sale de su guarida y camina hacía el lado inglés.

Esa franja de tierra maldita, ese espacio conocido como "Tierra de Nadie", fué escenario de lo mejor de la humanidad. Los hombres dejarón sus diferencias, dejaron de ser estupidos, se convirtierón en lo mejor de lo mejor de la especie.

94 años han pasado de ese gran suceso...

En algunas partes, "La tregua de Navidad", duró horas, en otros lugares, días; pero, en todos lados se comprobó lo mismo...dentro de esa coraza protectora, dentro de esos uniformes, exístierón seres de luz dispuestos a desobedecer ordenes con el fin de dar lo mejor de sí.

No necesitas una guerra para extender tu mano, solo ten fé...mantén esa mano extendida hasta el final, y entonces, habrás demostrado tu valentía.

Feliz Navidad a todos...salgan de sus trincheras y caminen.