No había notado las tonalidades carmesí en mis venas,
ni el recuerdo ferreo del paladar sobre la derrota.
Olvidado en un rincón como un viejo juguete,
y el eco distante de una promesa que no se apaga.
Escuche en labios de un sabio,
que la fidelidad perfecta solo la ofrenda la soledad.
Cruzando ese gran charco que llamamos Mar,
estaban las demás respuestas...las de nunca mirar atrás.
El impacto nos afecta,
nos descuartiza, nos hace trizas.
Cuando la confianza brilla ausente,
la tristeza siempre estuvo presente.
Musa que inspirabas mis días,
musa que inspirabas mis noches,
en el fondo de esta caverna yacía,
el fin...
viernes, 20 de junio de 2008
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1 comentario:
Hola. Como dices en el título de tu blog, "aprende de las experiencias de otros", pero en el caso de este poema la experiencia la hago mía. Me he sentido así.
Suerte.
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