viernes, 26 de noviembre de 2010

Relatos de un Vaquero Urbano (El valor de las cosas)

Es decepcionante ver como un producto comprado con esmero, se echa a perder en poco tiempo; descubrir que la garantía del mismo venció una semana antes, más todavía.

En estos tiempos todo carece de calidad, no solo la comida, la cual solo engorda con todas las hormonas que le ponen, sí no los artículos cotidianos y los de lujo por igual.

Sabemos que todas las cosas tienen un ciclo de vida, pero es obvio que los fabricantes actuales colocan un mecanismo de autodestrucción a sus productos.

La primera impresión que tienes cuando vas a una tienda a ver electodomésticos es que estás en una casa de muñecas, por lo debil del diseño y porque los mismos parecen simples juguetes.

Pongamos las cuentas claras, la economía mundial requiere que el dinero fluya constantemente, y si vendes productos tan duraderos como un Volkswagen Escarabajo ("Cepillo" en República Dominicana), no es mucho lo que la economía mundial pueda "progresar".

El Vaquero Urbano viene de una época donde las cosas duraban la vida entera, donde el trabajador promedio obtenía por un precio justo, un artículo de calidad excepcional.

En la actualidad, ní el ciudadano cosmopolita, ní el humano acaudalado o el sultán de Brunei puedan evitar decir: "-Ya se rompió este disparate".

En un país donde la garantía de un producto, en ocasiones, vence tan pronto cruzas las puertas del Centro Comercial, no es de extrañar que los artículos heredados sean una bendición.

Un vehículo, una silla o un juego de comedor de la "época", tienen suficiente calidad para ser utilizados como barricada en momentos de un tiroteo. Si lo ves descuidado, feo o "pasado de moda", dale una mano de pintura o evoca una onda "retro".

Claro, no es que el mundo emule a la Cuba de la "Revolución", donde los artículos desgastados son reparados por el ingenio de un pueblo. Por el contrario, prefiero hacerle pasar un mal rato a un obrero/esclavo de Asia, a ser parte de esta "Cultura Desechable".

Es probable que algunos exagerados crean que el Vaquero viva en un museo, pero nadie dijo que el dinero crezca en los arboles y jamás debe sacrificarse la calidad.

Recordemos la frase: "La basura de uno es el tesoro de otro"...pero, si insistes en ser parte de la onda consumista, no me caeria mal que me mandes un chequesito.

LeGourde

lunes, 22 de marzo de 2010

Relatos de un Vaquero Urbano (1-800-Ayuda)

Los relatos urbanos del vaquero terrícola, nos llevan a uno de los sectores de más rápido crecimiento en la isla de Don Pedro Mir.

Todos necesitamos ayuda, y a menos que “te las sepas todas”, en algún momento te preguntarás: “-¿Quién me ayuda?”

Un “Call Center” o “Centro de llamadas” es el negocio que ofrece el soporte o ayuda que los fabricantes y vendedores de servicios colocan en sus cajas o comerciales, cuando no entendemos “para que funciona esta cosa”, o si necesitamos más información.

Con su política de “puertas abiertas”, si sabes hablar ingles estás contratado, luego se averigua que producto vas a representar.

Coger llamadas es un trabajo duro, donde el reloj es un rey, Chronos es un dios e imperan los cacicazgos o el “besatraserismo”, como lo llamo.

El negocio no es malo, si sabes sacarle provecho. Si tienes un apagón en tu casa, los “panas” te dejarón botao, la novia no aparece o no tienes, y en el trabajo están dando horas extras....vete a coger par de llamadas con aire acondicionado y enbolsillate esos cuartos.!!!

“-¿Estás en India, verdad?”, me pregunta un “gringo” con un acento tan sureño que pienso en la receta original de pollo frito de KFC.

“-No señor, está llamando a Santo Domingo, República Dominicana.”.

Su única respuesta: “- Oh, lo siento.”

...y después se preguntan por qué medio mundo los odia.

Eres afortunado si puedes comer y no engordar más de 5 libras en 3 meses. Con una dieta rica en carbohidratos, hay que pensarlo dos veces antes de degustar uno de los “manjares” presentados por las cafeterias de estos Centros de Servicios, si es que hay cafeteria.

Pero lo importante es, que en estos tiempos de crisis, no importa el trabajo que estes. Si te ayuda a pagar tus cuentas, tomalo...o, puedes ser parte de las frías estadisticas del desempleo producto de la Crisis Mundial.

LeGourde

jueves, 4 de febrero de 2010

Relatos de un Vaquero Urbano (La sed de la máquina)

Una de las dificultades que conlleva el modernismo, es que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos, es por esto que escuchamos con frecuencia que "Todo tiempo pasado fué mejor".

Anteriormente, recordando las noches en la casa de mi abuelo, podían pasar 5 minutos sin que un vehículo cruzara el frente de la misma, ahora 5 segundos parecen una eternidad.

En el principio, un vehículo era considerado una herramienta de trabajo, ahora, la misma es vista como un objeto de status..."-Y cuida'o si no tiene aire, aros y un musicón!!!".

Como todo vaquero necesita su corcel, depender del transporte local no es una opción, por ende tengo mi carro. Nada moderno, pero bien cuidado.

Tener un carro es como tener un hijo, bueno, no tengo hijos, pero hay que ponerle gomas, Seguro y otras cosas. Es entre esas cosas que está lo más elemental, alimentarlo.

Cuando dedicas un 20% del recorrido diario a tapones y semáforos mal sincronizados, el "corcel" mecánico padece de sed de manera instantánea. Algunos "avivatos" alimentan sus corceles con gas propano, pero por mi parte no tengo deseos de convertirme en recluta de Al-Qaeda al andar con una bomba de tiempo en el baúl del carro.

Entras a una estación de gasolina y de inmediato empiezas a calcular como rendir lo que le vas a echar a la “máquina”....a menos que tengas un Porsche, Ferrari o Maserati, ya que llenarle el tanque te “sabe a na’ ”.

“-¿¡¿RD$ 8.00 pesos más por galón?!?, pero mejor saca la pistola!!!”, le llamo la atención al “bombero” al ver que en solo siete días se descuadra mi presupuesto.

Le echo la culpa al gobierno, pero reflexiono. El tema de los combustibles es un tema político; tema delicado por igual, debido a nuestra dependencia en un recurso no renovable del cual República Dominicana no tiene nada “sembrado”...que se sepa.

Asi que recuerde querido lector, como dice el refrán: “El que quiere moño bonito, que aguante jalones”; puede buscarse unos buenos tennis y empezar a caminar, o como los Picapiedras saqué los pies y grite: “-Yabadabadoo.”

LeGourde

lunes, 25 de enero de 2010

Relatos de un Vaquero Urbano (El Metro y la Guagua)

República Dominicana, se ha insertado literalmente, dentro del marco de los paises en "Vías de Desarrollo", con el funcionamiento a partir del año 2009 de la primera linea del Metro en su capital, Santo Domingo.

Ahora, con el comienzo de operaciones para la construcción de la "Linea 2", la oferta de estaciones o "paradas", tal vez en un futuro, se equiparen al famoso "Tubo"; sistema subterraneo de Londres, o al popular "Metro de Nueva York", tan conocido por los dominicanos residentes de esa gran urbe.

Como "Vaquero Urbano" o "Explorador Terricola", nos adentramos por curiosidad a este invento "victoriano" en pleno Caribe del Siglo XXI.

Al descender a las profundidades de la "Estación Pedro Livio Cedeño", observamos que las opciones de rutas son escasas, pero, tampoco Roma fué construida en un día. A continuación, fuimos mágicamente transportados a un espacio amplio, limpio, una atmósfera distinta a las vividas en otro medios de transporte "masificados", en pocas palabras abandonamos República Dominicana.

RD$20.00, el precio por recorrido y estamos en la "plataforma", e inmediatamente notamos que los demás usarios mantienen silencio. Por un momento creó que es que no tienen idea de lo que va a ocurrir o como está "cosa" se usa, la verdad, es que la falta del vendedor de frutas, la doña de la fritura y el tipo con las galletas, hace que la gente se concentre en ir del Punto A al Punto B.

"-Ahí viene el progreso", pronuncio en voz baja al ver el tren que se acerca, en respuesta al "E' pa'lante que vamos", que con tanto empeño el gobierno nos ha inculcado hasta en la sopa.
Presionamos un botón verde, las puertas se abren y abordamos en orden; observamos la disponibilidad de espacio para hacer el recorrido. Sentado o de pie hay un lugar para todos.

Nunca me monte en el Concord fránces, pero, recorrer desde el Cementerio de la Máximo Gómez hasta la Feria en 12 minutos fué algo muy parecido a la Ciencia Ficción. Quién sabe, tal vez sea un buen invento después de todo.

A la hora de salir, concluimos que tenemos que presionar el mismo botón verde en la puerta; caminamos en orden, en fila, como vacas. Me detengo un instante y disfruto de la vista de la estación central, y es en ese momento de sosiego cuando percibo la abrumadora sensación de que debo salir a la calle y enfrentar la realidad.

"-Gauy mi mai, que bulla"...de nuevo a la calle, bocinas y un sol abrasador. Todavía falta un buen trecho para llegar a casa. Como toda moneda tiene dos lados, debo tomar un "voladora" para seguir mi camino. Hora de volverme suicida.

Un recorrido en la Guagua, tiene los mismo ingredientes que un paseo salvaje en un Parque de Diversiones: Gritos, maniobras arriesgadas entre vehículos y peatones, un "set" de bachata en "alta fidelidad", los nervios de punta y "suda'o como un loco".

"-Dejame, wuey, parada!!!", entre empujones y recordando lo apretadas que van las sardinas "Pica Pica", me escurro entre los demás usuarios buscando la única salida. Aquí no está el botón verde, solo el "pitcher", ese gran maestro del "menudo" y secuaz del chofer...juntos son dinamita.

Fuí afortunado al colocar ambos pies en la tierra antes de que la Guagua arrancara, en otras ocasiones, Hollywood me llamaría "doble de acción".

Los "Dueños del país" como la Prensa llaman a los sindicalistas que manejan este peculiar medio de transporte; "Pobres padres de familia" como ellos se hacen llamar, deben de pensar que si no ofrecen un servicio de transporte organizado, seguro y donde "El Vaquero Urbano" no se preocupe por si lo carteriaron, corren el riesgo de perder usuarios.
Tal vez en un futuro lejano, cuando el Metro prospere por aquellas cosas por las que la Guagua adolece, sus nietos, oh!!! querido lector, pregunten...."¿-Y qué era la Guagua?".

LeGourde